sábado, 11 de junio de 2011

Los clásicos de ayer y hoy serán los de mañana

Cuando no hay nada que escuchar uno siempre vuelve a los viejos clásicos, a aquellas baladas que nos quemaron la cabeza una veintena de veces por día en algún momento de la vida. Generalmente recurrimos a las canciones de nuestra adolescencia aunque siempre hay excepciones a la regla. En mi caso particular, la adolescencia la termine hace relativamente poco tiempo pero siempre me sentí mucho más grande y vivido de lo que correspondía biologicamente. Difícil cuestión para analizar pero eso queda para las horas pagas de terapia o algunos minutos al pedo debajo de la ducha en alguna mañana.

Pecaría de soberbia si dijera que mi vida ya es parte de la cultura postmoderna pero en realidad es cierto, a fuerza de años, de lecturas irremediables, de corrección y escritura en exceso me convertí en un escritor profesional. Porque si bien los estudios universitarios te brindan un marco institucional y amplio, los verdaderos escritores son los que se devanan los sesos, los que interpretan el mundo por modus propio y leen hasta que la botella de brandy se acaba.

Estoy lejos de llegar a ser encuadrado en algún estereotipo y eso es porque me gusta replantear los conceptos de realidad del lector. Creo que en un día no muy lejano la gente me leera y llegara a insultarme por haberle dado una patada a sus esquemas mentales de percepción básicos (muy básicos). Todo llegará con el tiempo.


Nos estamos leyendo!!!



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