sábado, 22 de septiembre de 2012

Radiografia de un escritor del sur

En la medida en que nacemos se nos impone una vida, una religión, una familia, varias calles a la redonda pasan a convertirse en nuestro universo personal y tendemos a identificarnos con el mundo preexistente. Nos adentramos a la vereda, a las canciones que escribio un tipo en un sotáno de Londres, leemos a alguien que dice que las niñas persiguen conejos blancos y quedamos fascinados cuando alguien vuela detrás de la pantalla del televisor.
Llega una edad en la que te preguntas que hacer de la vida, dónde esta el amor si es que existe, comenzas por aceptar que todos venden cartón pintado, cargas la mochila con más cosas que las necesarias, te vestis monocromático solo para seguirle la corriente a la moda estudiantil solo para darte cuenta que sos el único que mira la luna por las noches, que conoce a Dickens y que sabe quien es Cary Grant.
Un buen día te encontras rodeado de libros, sentado frente a un cuaderno en blanco esperando saciar las ansias de tu locura. Sí, los escritores estamos "locos". No es solo el cliché, es parte del oficio así como el gato negro, una vida sentimental turbulenta y sentirse Dios por un rato cuando jugas con la vida de tus personajes. Puede ser una carretera en Estados Unidos, la tierra que vio nacer a Arturo o los balcones de París.
La neo bohemia ofrece un sinfín de nuevos recovecos en donde adentrarse para volver a la esencia de ser escritor: cervezas importadas, lentes de pasta como Ginsberg, mapas de ciudades a las que no da el presupuesto viajar, libros reeditados, lugares donde comer algo tranquilo y pensar. Ese es el mayor desafío de todos, pensar se vuelve imprescindible. En el momento de la creación te volves casi paranoico con el mundo que armaste en la ficción. Estar en todos los detalles, las luces, las sombras, el pasado y el presente de los personajes, el color del cielo la tarde en que cruza un puente imaginario y se encuentra con su pasado. Todo, absolutamente todo se tiene en cuenta al punto de ver y sentir la ficción.
En mi caso particular, me enfrente no solo a mi primer novela sino tb a mis demonios internos acompañados de nieve y largas tardes frente a la computadora. Es mentira que todo es ficción y no se desliza nada de la realidad, directa o indirectamente es inevitable. Los paisajes del fin del mundo se convirtieron en principio de mi existencia, de varios inviernos tras la ventana, de conectarme con Dublín y de un adolescente llamado Thomas que no deja de luchar por encontrar su vida (pura ficción eh!). Se puede decir que tengo la colección de camisas de Enrique Muiño, la mirada de Betty Davis en "Qué fue de Baby Jane?", el peinado de Justin Bieber, los lentes de Cary Grant e incluso la impronta de Jake Keroauc por querer hablar al mundo de su propia locura pero la cuestión es que estoy en proceso de hacerme un nombre de propio y de pasar a formar parte de un inconsciente colectivo que lleva años esperándome.

Nos estamos leyendo!

sábado, 16 de junio de 2012

The Goonies

A lo largo del tiempo han pasado miles de películas, cientos de escenas memorables, docenas de actores rescatables y algunas frases de cabecera como "la vida es una caja de bombones". A pesar de todo mi película favorita de todos los tiempos es, indiscutiblemente, The Goonies. Aquella mítica historia de un grupo de chicos a mediados de los ´80 que salen en busca de un tesoro para salvar al pueblo en el que viven de caer en la miseria y ser desterrados de allí. La peli es producida por Steven Spielberg, dirigida por Richard Donner (el grosso que dirigió Superman de 1978) y con un guión de Chris Columbus, el tipo que creo y dirigió "Mi pobre angelito" (las dos primeras). Sin embargo, cuando hablo con mis amigos mayores de 25 nadie la recuerda con facilidad.
Salió a la vida junto a otro clásico de todos los tiempos como es "Volver al futuro" con Michael Fox and company. Quizá se deviera a eso que nadie la recuerda con el cariño que yo lo hago (debe haber excepciones, claro). Ya perdí las veces que la ví en tardes de sabado en la niñez cuando todavía se molestaban en pasar películas estilo "cine shampoo" por canal 13. Extraño ese tiempo en que todo eran carcajadas con las desventuras de Chevy Chase o aventuras en tierras extrañas.
El grupo de actores es reconocible de otras pelis de la época como Sean Astin (nuestro protagonista en cuestión), Data (después pasa a formar parte de "Indiana Jones y El templo de la perdicion"), Corey Feldman y sí, Josh Brolin adolescente como el hermano mayor del protagonista pero siendo un goonie más.
Hay que decir que la cinta está llena de guiños o como dicen en Estados Unidos "huevos de pascua", es decir, referencias a atras peliculas. En este caso, a Superman, Terminator y R2D2. Sin contar con el cameo de Cindy Lauper que tambien hizo el soundtrack.
Si nunca la vieron se puede conseguir en dvd o en algún videoclub que siga con el model vhs, caso contrario youtube.

jueves, 12 de abril de 2012

De Bidú-Cola y otros amores porteños (Crítica de Chau Misterix)

Hay un tango que dice "siempre se vuelve a Buenos Aires" y es que el hecho de vivir en el fin del mundo y principio de la existencia te obliga a volver, sin la frente marchita ni los ojos negros, los mios son marrones para el caso. Valija en mano y campera de cuero a los hombros llegue por la noche a la ciudad que me vio nacer, me fue inevitable pensar en Nacha Guevara cantando "las luces de mi ciudad" (siempre que viajo en avión hago el mismo chiste, ya es parte del cliché) y de apretar el asiento con los dedos en el momento del aterrizaje. Al apenas sacar la cabeza del avión volvió el calor húmedo y recalcitrante, los "muertos del placard" andaban sueltos por la ciudad y quedaban incontables salidas con amigos y compromisos agendados de antemano.
Siguieron los abrazos con Vivi, Facu y Eduardo (amigos entrañables y casi familia) en el hall del aeroparque y el viaje a casa, a las raíces en el oeste que de un tiempo a esta parte resultó lejano y salvaje pero sin John Wayne y sin secretos en la montaña. Volver a caminar por Av. Rivadavia, el club Ateneo en la calle Las Bases, pasar por la puerta de la secundaria y alguna de las esquinas donde me agarré a trompadas alguna vez.
Pasaron las noches, las lecturas hasta pasado el mediodia, la búsqueda de libros en calle Corrientes y hasta las deliciosas empanadas estilo salteño en Barrio Norte. Me quedó pendiente San Telmo, comprar más café en El Gato Negro y tomar nota de los conflictos maritales de mis amigos para sacar ideas para la proxima novela. Entre las cosas positivas rescato 2: volver a caminar por Villa Urquiza, barrio con cierta mistica, mucha arboleda y con ese digno "no sé qué" y hogar de mi dúo dinámico favorito (Ariel y Chandy); segundo, haber visto "Chau Misterix" (obra de teatro).
Debo admitir que voy menos al teatro que al cine, que tengo más teatro leído que visto y que definitivamente no viví en la época en que se desarrolla la obra. Los años ´50 parecen estar muy lejos en el tiempo de todos, tanto los que la vivieron como los que no. Allí tiene su desarrollo la historia de Rubén, un chico tímido y cohibido, pantalón corto y anteojos de culo de botella. El pibe las tiene todas en contra, incluso asma. El elenco es completado por otro compañero de su misma edad llamado "Chiche" (el malvado en cuestión), la chica más hermosa del barrio (en la vida real sino saca el primer puesto gana el segundo por afano) y la dulce e inocente niña castaña con trenzas y ortodoncia. Misterix representa la inocencia, la fuerza y el símbolo de crecimiento de los personajes. No solo se usa como "el gancho" para los mayores sino también como una vuelta de tuerca al "monologo interior" (demostrar los pensamientos textuales de personajes) cientos de veces usado en la literatura clásica (el famoso monólogo de Hamlet por poner un ejemplo). Este es un acierto excelente del autor M. Kartun. 
Las actuaciones son impecables no solo producto de una dirección bien hecha sino de actores con carácter escénico, gran manejo de la verborragia y de un manejo de la comedia como un artefacto de relojería suiza.   
Es una vuelta al barrio, a la vereda, a las raíces de una época que si bien no fue nuestra la escuchamos de nuestros padres o abuelos internalizandola como propia. Quien vivió esos días en pantalón corto y disfrutó viendo las películas de Doris Day (aparece en la obra) en cine en continuado (sí, soy partidario de que vuelva el matineé, vermouth y vespertino) amará esta obra y para todos aquellos jóvenes nostálgicos que se prefieren llamar "indies" disfrutarán esta comedia del teatro independiente para no parar de reir con una Bidú-Cola en mano y "perhaps, perhaps, perhaps" de la bella Doris en los oídos. 

Teatro El Tinglado: Mario Bravo 948 - Viernes 23.00 hs.

Nos estamos leyendo!!!

jueves, 5 de abril de 2012

Mi escritor favorito, para villanos está el resto

Suele pasar que a uno lo ven triste, por no decir con cara de tuges y después preguntan por qué los escritores terminamos locos, nos volcamos a la bebida, elegimos pequeñas y perturbadoras casas en la mitad de la nada para finalizar nuestra novela o nos acercamos a gente "rara" para sacar ideas. La cuestión es simple, vemos el "lado B" del cassette que se mete la gente cuando vive. Quiere una amistad sincera y sin tapujos, busquese un escritor de los buenos, ahí encontrara alivio emocional, seguramente una chimenea encendida y algo de alcohol para aliviar el alma.
Nunca faltarán comentarios sagaces con redoble de platillos incluidos cuan capítulo de "Friends" (Dios salve a esa serie), risas entre dientes cuando cuenta los pormenores de los personajes de su proximo exito editorial o botellas de whiskys importados que saborear en las largas frias noches sureñas. Sí, quien les escribe al igual que su compañero de letras Paul Sheldon (protagonista de Misery) prefiere las montañas (no las de la locura como Lovecraft), los días frios y el humor inteligente de amigos como mas de 10 neuronas en la cabeza.
Mis amigos dicen abiertamente que estoy loco pero en definitiva un "loco lindo" y no un Hannibal Lecter desatado. En parte es cierto, soy capaz de encontrarle el tono, la música y el angulo a cada situación para crear una historia...que jamás escribiré porque no me alcanzaría la vida para tanto, de ser posible tendría un "equipo creativo" que se encargue del 80% de todo como hace Tim Burton. Espero no terminar como Ernest Hemingway pero si la parte de vivir en el caribe, el escopetazo se los debo (aunque a muchos les gustaría).
El amor es un tema aparte, del que debería hablar con 3 whiskys encima, un día de nieve y con el alma sentada al lado mio, cosa difícil. Después de todo soy escorpiano, es decir, un tipo jodido pero con un corazón grande que no dejo ver a cualquiera.  
En resúmen, consiganse un escritor, aganse amigo y vivan la vida a través del tono sepia que solo ellos les pueden brindar.


Nos estamos leyendo!