Tal parece que el gato negro se tomo vacaciones y la botella de whisky quedo perdida en algún anaquel del supermarket. Es que la tarea del escritor quedo remitida a una serie de arquetipos muchas veces correcto pero en mi caso no existen de ningún modo. Debo suponer que vine a esta vida a romper los esquemas existenciales del mundo (literario o no) desde un pequeño país del sur (por no decir del tuges del mundo). Salvando las diferencias (edad, prontuario amoroso, etc) Pablo Neruda cambio parte de la existencia de como expresar el amor para muchas generaciones latinoamericanas desde un estrecha tierra como es Chile.
Cuando termine de escribir mi primera novela le dije al primero que la leyó: "estuvo difícil pero me falto la botella de whisky", luego todo fueron risas y esperar un veredicto por largo tiempo (fue excelente). El promedio general de gente supone que un escritor latinoamericano debe ser un tipo que paso los 50 años, esta excedido en peso o no, milito políticamente en izquierda (después del primer millón se pasan al otro bando) y escriben solo sobre la problematica latinoamericana en respuesta a una lucha muchas veces justa. La verdad es que están todos recortados por la misma tijera, la mayoría resultan ser una copia barata de Gabriel Garcia Marquez para terminar vendiendo ejemplares a diestra y siniestra.
En mi caso particular debo recordarle al lector en este momento al menos que tengo 25 años, no estoy viciado de actos políticos intransigentes y de una visión robado de otra persona. Cuando lean mi novela o incluso algún post de este blog se darán cuenta de que mi edad o mis condicionamientos literarios poco tienen que ver con los clichés a los que han sido expuestos durante demasiado tiempo. Seguramente seré objeto de criticas y de otras tantas adulaciones pero de todo se aprehende (sí, con H).
Cuando el lector (me conozca personalmente o no) lea lo que escribí y lo que vendrá será cuestión de seguir creciendo pues uno no solo escribe para uno sino también para los otros.
Nos estamos leyendo!!
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