Si de vampiros hay que hablar, de Edward Cullen ni hablemos porque ya tenemos demasiadas lunas encima, un par de cenas en algún que otro callejón de Paris y un par de visitas de ella a lo del novio para verlo dormir (digamos dormir y no chuparle hasta el último céntimo de sangre). Digamos que si alguien como Flor nos persiguiera por la ciudad para convertirnos o simplemente para ser su tentempié de madrugada, la mitad más uno de los hombres del mundo ponen el cuello limpio y al filo de la noche para encontrársela siquiera.
Así que muchachos, preparen los cuellos y salgan a hacer footing por Palermo tipo 2 am que yo ya me prepare los cortos y las zapatillas deportivas.
Nos estamos leyendo !!
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